Cuando ella llegó al pueblo era una loquita más, pelirroja, ojos cafe y su cuerpo delgado. La vida se encargó de ella, se enamoró de un milico poco confiable. Desde ese día salió preñada de la pieza, ella lo sabía...
Después de tanto palo y humillaciones, decidió que no le costaba nada perder la dignidad, y se llamó Elsa. Dónde se puede ir a parar con dos guirises? ¿Qué puede hacer un cuerpo desalmado sin el poder de razonar...? ¿A dónde va...? Elsa sabía cómo pararía, dónde estaría si se dedicaba a prostituirse. Ella ya lo sabía, Elsa no fue hija de la noche, fue hija del momento.
Sin el gusto del azúcar en su boca, Elsa se dejó morir, Elsa murió cuando nació, fue títere de la noche, fue su pesadilla en el día y por las calles. Elsa mató a la mujer, Elsa no paró hasta destruir su cuerpo, Elsa vive en la desesperación...